Antes de nada debemos volver a definir, a partir de cuantos metros hablamos de altura.
· Alta altura: de 1500 m a 3500 m
· Muy alta altura desde 3500 m a 5500 m
· Altura extrema más de 5500 m.
Debemos saber que casi 4 millones de personas viven más allá de los 1500 m y qué más de 100 millones de personas viajan anualmente, ya sea por trabajo, por deporte y/o vacaciones a alturas más allá de los 2500 m.
¿Y como y especialmente por qué se manifiestan los cambios en el organismo?:
La interacción entre la disminución de la presión atmosférica y la presión parcial de oxígeno constituyen los principales factores que activarán quimiorreceptores del organismo, que modifican tanto el aparato cardiovascular como respiratorio y con ello la capacidad funcional y la posibilidad de desencadenar o agravar una situación de salud, sobretodo cardiorrespiratoria, que puede ser letal en estas inmediaciones geográficas.
Muy de cerca a estos factores, están: el climatológico, el socio culturales, económicos, y alimenticio que generan una intrincada complejidad modificando desde la capacidad cardiorrespiratoria, metabólica, deportiva y un largo etcétera. Tanto a las personas que presentan una enfermedad cardiovascular/respiratoria, así como a personas sanas, y las aparentemente sanas ( que no se han realizado pruebas…).
Sabemos que alturas por debajo de 2000 m hasta 500 m pueden presentar una disminución del consumo máximo de oxígeno (Vo2 max) de hasta el 4%, entre 2000 y 3000 metro hasta el 9%, a partir de los 3000 a los 5500 m la reducción del Vo2 max llega hasta el 29%, disparándose hasta un 47% de disminución por encima de los 5500 m de altura. Por ello independientemente de nuestro estado de salud es muy recomendable hacer una prueba de esfuerzo con consumo de oxígeno si vamos a viajar a muy altas alturas.
No solo para saber si cumplimos el mínimo indispensable para sortear el desafió, sino también para entender el funcionamiento de nuestro cuerpo a determinadas intensidades y aplicar a cuestiones practicas como ralentizar o continuar la marcha, planificar la alimentación según la actividad programada, sabiendo que una intensidad va a demandar un sustrato energético mas que otro, establecer rangos de frecuencia cardiaca, etc.
Pregunta de cultura… difícil…
¿Saben cuál es la ciudad con mayor cantidad de habitantes, más alta del mundo?: como no podía ser de otra manera se llama el Alto y está localizada en los Andes bolivianos a 4150 m de altura. Conocemos que este tipo de personas presentan ya cambios genéticos que le posibilitan a diferencia de las personas que vienen “ en tierras bajas” cambios fisiológicos permitiéndoles paliar la baja presión de O2 y atmosférica.
Los cambios fisiológicos presentes a grandes alturas, ya sea en forma aguda o crónica, en primer lugar están supeditados por esa activación de los quimiorreceptores que comentamos generando una alteración del sistema nervioso central desbalanceando el fino equilibrio entre el sistema simpático y parasimpático con alto predominio del primero que genera en primer lugar:
1. aumento de la frecuencia cardíaca.
2. aumento del gasto cardíaco (la cantidad de sangre que sale del corazón con cada latido).
3. descenso en un comienzo de la presión arterial y a posterior, una vez aclimatizado , un incremento de la misma en relación al tiempo y altura expuesta.
Este último punto amerita una aclaración: que aquellos individuos que viven a grandes alturas, pero que llevan una alimentación y un estilo de vida saludable, no presentaban incremento de la tensión arterial así como tampoco de la diabetes o de los lípidos, mostrando una vez, que los hábitos pueden desencadenar o no varias de las enfermedades crónicas cardiovasculares/ metabólicas que atosigan hoy por hoy a la humanidad a modo de pandemia mundial. Esto es así porque la altura disminuye el apetito, y a la vez que el frío incrementa la tasa metabólica, todo esto forma un beneficioso entramado metabólico que justifica las mejoras observadas en dichos parámetros de la salud.
